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        Malvaloca era 
        por toas sus esquinas 
        una flamencona 
        de vaya por Dios. 
        El pelo más negro 
        que una golondrina. 
        El talle de junco, 
        la boca de flor. 
        Esté querer me está matando, 
        dice Miguel de Mairena, 
        que Malvaloca me va dando 
        una de cal y otra de arena. 
        De noche y de día 
        canta el de Mairena 
        con voz doloría: 
      Estribillo: 
        Malvaloca, ay Malvaloca, 
        laberinto de mis penas, 
        que tienes cosas de loca 
        y tienes cositas buenas. 
        Tu cariño me equivoca, 
        candela de mi dolor. 
        Por la noche eres de roca 
        y de día pan de flor. 
        Me tienes aprisionao 
        en los besos de tu boca, 
        y me harás un desgraciao, 
        Malvaloca, ay Malvaloca. 
      Malvaloca luce 
        pulseras y anillos 
        que un día tras otro 
        le trae Miguel. 
        Y toda Sevilla 
        comenta en corrillos 
        que de dónde saca 
        pa tanto parné. 
        Se descubrió que era robao, 
        y lo han llevao pa la trena. 
        Y treinta añitos le han echao 
        en el penal de Cartagena. 
        De noche y día 
        llora el de Mairena, 
        con voz doloría: 
      Estribillo. 
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